hebridean whisky

Conseguir algunos Scotch whiskies fuera de Escocia puede ser complicado, pero incluso algunos de ellos son difíciles de adquirir en tiendas especializadas de ciudades como Glasgow o Edimburgo. Y no me refiero a maltas de destilerías perdidas como Rosebank o Port Ellen. Me refiero a whiskies de compañías que están produciendo en la actualidad, pero que por algún motivo sus productos no llegan al gran público. 

Uno de esos whiskies es Abhainn Dearg, de Uig, en la isla de Lewis. Para ahorrarte la visita a Google, aquí abajo dejo un mapa de la isla en cuestión. A pesar de que en los siglos XVIII y XIX la producción de whisky ilegal era habitual en las Hébridas Exteriores, este archipiélago nunca ha sido un referente en la destilación de la malta. La única destilería legal, Shoeburn Distillery, data de 1830 pero su bebida sólo fue consumida por la población local y jamás conoció paladares de ultramar. De hecho, la fábrica cerró sin motivos aparentes allá por 1840, para más tarde ser derribada.

Abhainn Dearg

Los hébridos han tenido que esperar hasta 2008, casi 200 años después, para tener un whisky isleño. Y parece que en Abhainn Dearg se han tomado en serio recuperar la antigua tradición de destilado porque, aparte de que los ingredientes son locales, los alambiques son de los más peculiares que uno puede encontrarse en Escocia. Según afirman los propietarios de la destilería, siguen el diseño de los utilizados ilegalmente en el pasado. Sin olvidar, por supuesto, que todo el proceso tras la destilación también es muy artesanal, desde el llenado y etiquetado de botellas y cajas hecho a mano, hasta el empaquetado y envío por correo postal de los encargos por internet.

Personalmente, sabía de la existencia de Abhainn Dearg, pero jamás había visto una de sus botellas. Hasta que mi querido amigo Carlos Paz se fue de aventura por las Hébridas Exteriores, tuvo el detalle de visitar la destilería, y traerme una miniatura de este misterioso whisky. Descubramos sus aromas.

Abhainn Dearg X Single Malt, 46% alc.

Color: amarillo claro, como el de la paja. La maduración de lo que supongo que han sido barricas de roble americano han contagiado poco color para los 10 años que este whisky ha estado en barrica. Al menos no engañan.

Abhainn Dearg

Al olfato: Interesante. Muy cereal y floral, una marcada presencia de la malta, con notas dulces de manzana verde. Podría pasar horas oliendo este whisky y dudo que llegara a molestarme. Es un whisky de aroma suave, agradable, pero sobresale, y de manera intensa, cierto olor a pera dulce.

Al paladar: ¿Qué diablos es esto? Entra picante y percibo ciertas notas cítricas. Es también algo anisado y afrutado, como si hubiera un pomelo de por medio. Muy herboso. Nada que ver lo que hueles con lo que pruebas, es como una montaña rusa, que empiezas pausado y luego llega el subidón. Final seco y regusto espirituoso. La malta está presente tanto en el olor como en el gusto. Este whisky tiene 10 años y la barrica no ha podido suavizar la fuerte presencia de la malta, que se le nota por los cuatro costados.

Conclusiones

Sinceramente, no sé qué decir de este whisky. Es como escuchar música clásica mientras conduces un F1. Los aromas tan sutiles esconden un potro desbocado, y aunque el aroma de este whisky me parece interesante, su sabor me resulta por momentos áspero aunque tolerable. Sin duda, en Abhainn Dearg pueden decir que hacen un whisky diferente.

Posiblemente el mayor inconveniente que tiene este whisky es su precio. La miniatura son 10£; algo asequible y que uno paga gustoso con tal de probar algo tan peculiar. Sin embargo, la botella de 70cl cuesta 79£ en la web de la destilería. La relación calidad/precio está muy descompensada, pero es lo que uno ha de pagar ante un producto tan artesanal como sus creadores prometen. Creo que estamos ante un single malt de coleccionistas.

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